
Con 'El Jefe de Todo Esto' se toma una especie de respiro y
de paso le hace olvidar al espectador los enormes dramas a los que nos tiene
acostumbrados. Tal vez haya pensado que reirse durante un rato no le venía mal
a nadie.
'El Jefe de Todo Esto' empieza con la contratación de un
actor para que simule ser el jefe de una empresa que se dedica a la
informática, y tome parte activa en la venta de la misma a un importante
empresario. Sólo será un momento, pero las cosas se complican un poco, y el
actor tendrá que fingir durante más tiempo el ser el jefe, llegando a conocer a
sus empleados, viendo el lado humano del asunto, pero también siendo testigo de
las enormes injusticias que el verdadero mandamás (la persona que le contrató)
comete. Esto le llevará a una duda moral de la que le será difícil salir.
El punto de arranque es realmente ingenioso, y logra captar
la atención del espectador, ya que éste se identifica enseguida con muchos de
los personajes que van desfilando por la película desde el comienzo, unos
personajes que nos resultan muy cercanos, con unos "problemas
empresariales" que también nos resultan muy cercanos, porque ¿qué persona
que trabaje para una empresa más o menos importante, no ha pasado alguna vez
por lo que aquí se narra?
Pero von Trier va más allá de todo esto, y en su tramo
final, con una enorme carga de ironía, le da la vuelta a la tortilla de forma
ejemplar, con lo que puede considerarse una resolución inesperada, y al mismo
tiempo lógica y coherente con todo lo que se está narrando.
Fuente: Blog de Cine
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