martes, 6 de junio de 2017

Michel Foucault


En  “Vigilar y Castigar” Foucault estudia de qué forma ciertas estructuras disciplinarias se han instalado en nuestro modo y habitad de trabajo, de estudio y de sanción. En conjunto con ellas una nueva forma de pensar aflora en él, el cual se relaciona principalmente con la figura del poder. Para Foucault el poder es poder de algo, en un caso así el poder es poder de la razón. La razón es la mejor invención para dominar a los hombres, es la mejor forma de ejercer y ejecutar el poder. ¿Cómo cuestionarla sin caer en el desmedro de ella?, Foucault para tal tarea centra en la locura un eje central para interiorizarse en la razón y desde ella, desde adentro comenzar a debilitarla.


El poder instaura discursos de “verdad”, la verdad es instalada desde el poder, dónde hay poder también hay verdad, sea social, religiosa, filosófica, científica, ética, etc. El poder moldea la mente del ser social, lo ablanda, lo forma a tal punto que lo domina formando sujetos del poder, en definitiva forma subjetividades, forma verdades, con ello Foucault siguiendo los pasos de Nietzsche diría que no hay verdad, sino hay verdades, hay interpretaciones, hechos, posibilidades de verdad.
Por lo tanto con Foucault encontramos una arqueología del poder, el poder es quien construye al sujeto bajo los criterios de verdad que un grupo de personas pretende imponer como verdad para todos.

Foucault intentó mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia, intentó mostrar que la sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó bio-poder, es decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales de autoridad son incapaces de entender y criticar.

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