domingo, 11 de febrero de 2018

Memorias del subsuelo de Fedor Dostoievski

El protagonista es un hombre -funcionario- que continuamente siente ofensas imaginarias (puesto que nunca se han producido) y por tanto vive amargado pensando en la forma de vengarse de éstas y claro como el tío vive solo pues no le queda otra que hablar consigo mismo de ahí los numerosos monólogos interiores que encontramos a lo largo de la obra.
  Se presenta en forma de memorias y en ellas nos describe algunos de los hechos que hicieron sufrir al protagonista. Por ejemplo nos presenta la autoinvitación a una comida que él mismo se hace con unos compañeros con los que apenas mantiene relación y que convierte en una auténtica pesadilla tanto para él como para sus compañeros por culpa de esos pensamientos tan negativos que tiene.
  En otro momento nos lo encontramos caminando por una acera encontrándose un día si y otro también con un hombre al que finalmente siempre cede el paso a pesar de que una vez que llega a su casa se fustiga pensando en que al día siguiente no cederá y por tanto conseguirá que el otro se aparte o acabarán chocando, pero lo que tiene claro es que eso de ceder se va a acabar (como lo de frotar con wipp express).
  Pero quizá el momento más duro es aquel en el que el protagonista humilla a una prostituta con la que pasa una noche. Ésta se llama Liza y nuestro protagonista le hace ver el poco amor que debía sentir sus familiares hacia ella porque la dejaron caer en esa triste situación. Claro la pobre se deprime pero nuestro protagonista -que es todo un maltratador psicológico- no contento con verla llorar la sigue "golpeando" con reflexiones sobre el negro futuro que tendrá si continúa con esa vida. Ella llora porque es convencida por la verborrea del protagonista e incluso se plantea dejar el oficio más antiguo del mundo. Es más parece que surge algo entre ambos y deciden verse en casa de él. Pero allí lo único que ocurre es la humillación definitiva de Liza que se acerca a su casa para comunicarle la decisión de abandonar la prostitución con un punto de sumisión que hace pensar al lector que los dos protagonistas se salvarán mutuamente, pero ¡oh sorpresa!  él la rechaza y ella huye totalmente destrozada.

  ¿De qué le sirvió a Liza el que se le abrieran los ojos respecto a su futuro si al final no le deja otra opción que seguir dedicándose a la prostitución? Antes de conocerlo ella vivía una vida triste pero llevadera quizá porque no era consciente de lo que le esperaba con el pasar de los años, pero una vez que el protagonista le describe la realidad que le va a tocar vivir la desesperanza absoluta se instala en el corazón de ella por lo que está claro que su vida a partir de estos momentos será incluso peor que antes. En este caso el conocimiento es perjudicial para su salud.


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