jueves, 1 de diciembre de 2016

Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato

La novela muestra a los últimos representantes de una familia oligárquica venida a menos, en la que se intercala la trágica historia de los seguidores del general Lavalle que una vez derrotados llevaron el cuerpo muerto de su jefe al exilio.
Un sábado de mayo de 1953, Martin, de 17 años, está sumergido en sus cavilaciones en el Parque Lezama, sentado en un banco, al lado de la estatua de Ceres y conoce a Alejandra Vidal, que pertencía a una familia argentina emparentada con la rancia aristocracia criolla: los Vidal Olmos. Sobre Héroes y Tumbas narra con amplitud las biografías de los miembros de esta familia por más de 150 años hasta concluir en Alejandra y su padre, Fernando Vidal Olmos.
Martin que tiene una vida familiar tormentosa, una madre que no lo ama y un odio hacia su padre por ser un pintor fracasado y no querer salir de su angustiosa situación, se enamora de Alejandra que tiene 18 años y es una mujer hermosa, frívola, cruel y hasta en ocasiones despiadada con algunos de sus comentarios sobre el mundo y sobre ella misma.
Empiezan a verse siempre en el mismo parque y un día le dijo Alejandra a Martín que se verían al día siguiente, pero ella no volvió. Martín empezó a ir todos los días al parque por si ella aparecía y podía verla de nuevo, pero pasaron casi 2 meses, hasta que el decidió no esperarla más y marcharse, entonces fue cuando sintió un fuerte apretón, era ella.
Alejandra lo invitó a su casa donde le mostró que vivía con su tío, un loco al que mantenían encerrado, solo tocaba clarinete y que nunca soltaba, y vio a su sirvienta que tenía un rostro muy serio. Alejandra lo invitó al mirador de la casa, prendió un cigarro y empezó a contarle la historia de su infancia, que fue muy tomentosa. Ella detestaba a su padre, puesto que su madre había muerto de una enfermedad y ocho días después de su muerte ella lo encontró con otra mujer en su casa. Es así como Martin conoce la tortuosa relación de Fernando y Alejandra, así como el odio que ella siente por su padre, quien la violaba desde niña, y por su madre, que lo permitió.
El rencor de Alejandra hacia su padre no tenía limite, así que decidió escaparse de la casa por lo cual fue internada en un colegio de monjas donde intentó suicidarse, así que la llevaron a la finca de unos amigos de la familia donde conoció a Marcos con quien hablaba sobre como seria la vida de ellos si se casaran, pero ella tenía la decisión de nunca tener hijos. Tuvieron una discusión muy grande con Marcos por este tema y no volvieron a verse, pues todo terminó en problemas y hasta golpes.
De repente cuando ella le contó su historia cayó al piso y empezó a convulsionar. Martín no sabía qué hacer, gritó por ayuda pero nadie atendió, así que solo la acostó en su cama y ella reaccionó diciéndole que se acostumbrara a ello porque esos ataques eran frecuente en ella, así hablaron hasta las 3 de la mañana donde ella le contó la historia de su familia y luego Martín se fue a su casa, pero antes de irse quedaron en verse el lunes siguiente.
Martín estaba encantado y a la misma vez asustado con esa mujer, pero pasó el lunes, el martes, el viernes, una semana, y hasta un mes de no saber nada de ella. Por fin ella apareció, como siempre, de sorpresa, y Martín le contó que tenía un trabajo en una imprenta pero que lo perdió así que le preguntó a Alejandra que si podía conseguirle una cita con Mollinari un empresario archimillonario que ella conocía para pedirle empleo.
Fue a la entrevista con Mollinari pero este solo lo despreció y lo humilló. Después de eso Belonave, un periodista, se inquieta por el amor entre este joven tan puro y compasivo y la cruel y depresiva Alejandra a la que conocía bien.
Alejandra decidió trabajar y encontró trabajo en una boutique. Mientras ella permanecía invisible, Martín se refugia en un trabajo que consigue en un taller y en la compañía de Bruno, un amigo escritor de unos 30 años. Pero después de varias semanas de no haberse visto se encontraron en un parque donde Alejandra le contó a Martín que Juan Carlos, un vecino de ella, le había mandado una carta por lo cual Martín se molestó y discutieron. Alejandra terminó diciéndole a Martín que lo mejor era que no se volvieran a ver.
Pasaron varios días después de esto y Martín recordó que antes de que tuviera ese ataque en el mirador ella había nombrado a un Fernando pero no dijo quién era, solo lo nombró. Fue a buscarla a la boutique para que le explicara quien era ese hombre que él pensaba que era su amante, a lo cual ella le aclaró que era su padre.
En la noche del 24 de junio de 1955 Martín no podía dormirse, eran las tres de la mañana cuando a lo lejos vio una llamarada de fuego. No tenía duda de lo que había sucedido, corrió rápidamente hacia la casa y se desmayó al ver lo sucedido: Alejandra había matado a su padre, le había dado cuatro tiros y regó nafta por todo el mirador y simplemente se encerró quemándose viva con el cadáver de su padre. Su tío loco y la sirvienta se habían salvado de milagro, pero su abuelo que estaba en una silla de ruedas y que tenía 95 años murió.
Martín quedó destrozado, hasta pensó en quitarse la vida, pero ya no quería regar más sangre, así que simplemente decidió volver a comenzar su vida en un nuevo lugar por lo que en el taller conoció a un camionero que le propuso llevarlo con él a la Patagonia y aceptó. Martin se va para poder olvidar todo lo pasado y tener una segunda oportunidad en un lugar donde nadie lo conociera y donde nadie pudiese juzgarlo por lo sucedido.
Informe sobre ciegos
"¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?". Con esta inquietante pregunta comienza el "Informe sobre ciegos". Quien narra es Fernando Vidal Olmos, padre de Alejandra Vidal. El informe relata un extraño complot demoníaco y milenario, regido por la Secta Sagrada de los Ciegos, desde la cual, según él, se tejen los hilos que gobiernan el sentido del mundo y de los hombres.

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