viernes, 25 de noviembre de 2016

El Surrealismo

En 1916 André Breton descubre las teorías de Sigmund Freud. La lectura le hizo pensar en la posibilidad que ofrecía el psicoanálisis como método de creación artística. El Surrealismo comienza en 1924 en París cuando publica el "Manifiesto Surrealista". Según este manifiesto el Surrealismo es un puro automatismo psíquico por el cual se intenta expresar el funcionamiento real del pensamiento en ausencia de cualquier control ejercido por la razón al margen de toda preocupación estética o moral.
Freud ejerce una influencia decisiva en el movimiento. Sus teorías acerca del mundo autónomo de los sueños, de la capacidad automática de la psiquis, del profundo y oscuro mundo interior de la mente aparecen como reveladoras de una nueva naturaleza del arte humano.
Aunque se haya dicho muchas veces que el Surrealismo viene directamente del Dadaismo es importante destacar los orígenes autónomos y propios del primero. Lo cual no quita que tengan entre sí líneas de contacto y reflexiones comunes. Pero si el Dadá es un arte que propugna destruir, provocar el caos y aniquilar, el Surrealismo construye de veras una concepción del arte y de la vida. El Surrealismo propone una teoría de lo inconsciente y de lo irracional como medio para cambiar la vida, la sociedad, el arte y el hombre por medio de la revolución, rechazando la cultura tradicional basada en el poder de la razón y rompiendo con los convencionalismos sociales.
La palabra surrealista la empleó por primera vez Apollinaire en 1917. A partir de entonces, se convirtió en un término usado con frecuencia por André Breton y los colaboradores de la revista Literatura, fundada por André Breton, Louis Aragon y Philippe Soupault.
En 1919 Breton y Soupault publican la que puede ser la primera obra surrealista: Champs magnetiques. Pero será 1924 el año decisivo: en ese año nacen las revistas Surréalisme y Révolution surréaliste y Breton redacta el Primer Manifiesto. Ya para entonces se les han añadido nombres como Artaud, Éluard, Péret y otros.
Al principio se trataba de un asunto fundamentalmente literario. La pintura surrealista aparece en escena desde la exposición de 1925 en la Galería Pierre, con artistas como Arp, Max Ernst, Man Ray, Klee, Giorgio de Chirico, Miró o Pablo Picasso, a los que se añadirían Dalí y Magritte.
A partir de 1925 el movimiento se expande y politiza. Se publican cartas-denuncias dirigidas al Papa, al Dalai Lama, contra la guerra, a favor de libertad para los delincuentes y para los locos. Su inclinación izquierdista no es óbice para sufrir la desconfianza del comunismo estalinista.
La voluntad de los artistas surrealistas de militar en el comunismo se encuentra con la férrea burocracia del dogmatismo del partido francés (PCF). Ello no impide que el "Papa Breton" redacte su Segundo Manifiesto del Surrealismo en diciembre de 1929, donde criticará a aquellos surrealistas "puros", que no han apoyado la revolución marxista.
Como consecuencia de aquella batalla dialéctica de varios años, con crisis en el grupo y cambios de posicionamientos, Breton, Éluard y Crével serán expulsados en 1933 del PCF. Quedan así dos tendencias surrealistas: una, identificada con el partido comunista francés, y otra, encabezada por Breton que se agrupa en torno a una tendencia de tipo trotskista.
Con la segunda Guerra Mundial el movimiento llega a América. Breton, exiliado en los Estados Unidos, funda allí la revista V.V.V., conoce a Trotski en México y propicia y apoya el efecto surrealista por todos esos países.
A su regreso a Europa en 1945 insiste en difundir el movimiento surrealista. Pero ya Francia, y Europa, han entrado en la onda del existencialismo y del arte comprometido desde otros presupuestos. Son Sartre y Camus los nuevos creadores de opinión literaria. Sin embargo, Breton, respetado y elogiado, lleva su actitud de denuncia social hasta rebelarse contra la guerra de Argelia (1958).

No hay comentarios:

Publicar un comentario