miércoles, 17 de mayo de 2017

Amarcord de Federico Fellini


La llegada de los vilanos anuncia la llegada de la primavera, y los ciudadanos de Rímini salen a celebrarlo, en torno a una gran hoguera en la que queman a una vieja muñeca que representa al invierno.
Titta Biondi, un adolescente y sus amigos acuden aburridos a clase, donde tienen que soportar a aburridos profesores, burlándose de los más blandos y petulantes, para fantasear posteriormente y masturbarse pensando en su profesora de matemáticas, o en la estanquera, o en Volpina, la prostituta ninfómana, o en la Gradisca, una peluquera cuyo trasero es admirado por toda la población masculina, y a la que consideran la Greta Garbo local, y que sueña con encontrar un novio entre los veraneantes que acuden al Gran Hotel.

Y fue en aquel lugar donde Ninola consiguió su apodo, pues se contaba que se acostó con el príncipe al que llamó estando desnuda en la cama y diciéndole: "gradisca"(disfrute).
Titta recuerda que en una ocasión se puso al lado de ella en el cine y le tocó una pierna, no importándole que ella lo abofeteara después.

Sus gamberradas, como la vez que meó desde la parte de arriba del cine sobre el sombrero de un vecino, irritan a Aurelio, su padre, que siempre parece estar enfadado.
Todos acuden a ver también a los fascistas "Camisas Negras", que desfilan corriendo por la ciudad, hasta que en medio de la exaltación, se escucha que alguien toca la Internacional. Tras ordenar que todos regresen a sus casas, los soldados fascistas tratan de dar con el músico rebelde, hasta comprobar que el sonido surge del campanario, por lo que comienzan a disparar hacia el mismo hasta acabar con el fonógrafo del que sale la música. Al día siguiente varios vecinos son interrogados, entre ellos Aurelio, cuya fama antifascista le hace ser castigado a tomarse una botella de aceite de ricino.

Durante el verano la ciudad cobra vida gracias a los veraneantes que acuden al Gran Hotel, en el que, se cuenta se hospedó un emir con sus 30 concubinas, relatando el borrachín Biscien, el vendedor ambulante, que estas le lanzaron sábanas para que trepara hasta sus aposentos, donde, tras seducirlas con su flauta, bailaron con él, acostándose con 28.
Una vez al mes Aurelio y su familia sacan del manicomio a Teo, su hermano. Y en una ocasión que lo llevaron al campo, y se subió a un enorme árbol desde el que gritaba que quería a una mujer, lanzándoles piedras a los que tratan de bajarlo, por lo que finalmente deben recurrir a una monja enana que trabaja en el manicomio, que le obliga a bajar.

Todos recordarán el momento en que se lanzaron al mar para poder ver de cerca el enorme trasatlántico Rex que representaba la gloria fascista y que con sus luces les fascinó.
Titta recuerda cuando acudió al estanco y le dijo a la estanquera que podía levantarla en brazos, tras lo que ella le mostró sus enormes pechos y les pidió que se los besara.

Cuando llega la nieve todos salen del cine para disfrutar de la nieve, aunque será solo el principio de la nevada más copiosa del lugar, y un día mientras se lanzan bolas ven cómo el pavo real del conde llega hasta la plaza observando admirados su plumaje entre la nieve.
Pero con el invierno llega la enfermedad de Miranda, la madre de Titta, que poco después morirá en el hospital, recordando cómo pese a su enorme tristeza, fueron al entierro en una carroza que todos miraban con lástima, aunque los pequeños se sentían importantes.

Y tras la tristeza del invierno vuelven los vilanos y con ellos, y por fin, la boda de Gradisca con su príncipe azul, aunque solo sea un carabinieri y a la que acude todo el pueblo, sabiendo que pronto la echarán de menos.

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